Decálogo del buen polÃtico/Por Jorge Castañeda
El buen polÃtico debe trabajar denodadamente en la función que se le ha encomendado. El ocio en la polÃtica aparte de ser un robo a los dineros públicos, es un pecado capital.
1º) El buen polÃtico debe ser humilde. Ya se sabe, la soberbia es mala consejera. El gran escritor Leopoldo Marechal en “Didáctica sobre la Patria†escribió que los polÃticos “deben olvidar los relumbrones de toda investiduraâ€. Porque –agrega- “conoció a personajes que se creÃan águilas, temidos y solemnes en su pluma oficial, y que al ser desnudados exhibieron risibles alones de gallinasâ€.
2º) El buen polÃtico nunca debe tentarse con los dineros fáciles del erario público porque –otra vez Marechal- “los cargos o funciones con mucha jerarquÃa con el oro fiscal siempre indefensoâ€. Y advierte: “No pongas mano en los dineros que a tu virtud laudable se confÃen. El robo, soslayada forma de la violencia, es el tercer pecado de nuestros compatriotasâ€.
3º) El buen polÃtico debe saber que ejerce un poder delegado y pasajero. “Si acaso gobernaras a tu Pueblo, no has de olvidar que todo poder viene de Arriba, y que lo ejerces por delegación, como instrumento simple de la bondad primera. El gobernante que lo ignora o lo olvida se parece a un ladrón en sacrilegio que se va con el oro de una iglesiaâ€.
4º) El buen polÃtico debe descender a sus inferiores con Amor como lo hace el Padre Celeste con sus criaturas. “El gobernante que no asuma el gesto de la paternidad es ya un tirano de sus inferiores, aunque regale sus fotografÃas y firme muy dulces autógrafosâ€.
5º) El buen polÃtico no debe olvidar nunca que debe conducir con Amor, usando al decir de Marechal las dos manos como “el Padre de arriba gobierna con las dos: con la mano de hiel de su rigor y la mano de azúcar de su misericordia. Si asumes el poder, usa la dos, ya la dura o la blanda, según tu inteligencia. El que gobierna con una mano sola tiene la imperfección de un padre mancoâ€. Conducir como decÃa Juan Perón, “no es mandar, sino persuadirâ€.
6º) El buen polÃtico debe evitar la exposición excesiva ante su pueblo. “Ni te muestres al pueblo demasiado, ni en el poder te agites como un hombre de circo. Imita, si gobiernas, a ese Motor Primero que hace girar al cosmos y es invisible y a la vea inmóvilâ€.
7º) El buen polÃtico debe ser mesurado en sus palabras y medido en sus declaraciones. Eso se llama prudencia. El polÃtico locuaz es siempre sospechoso. El que mucho bate la lengua, poco piensa.
8º) El buen polÃtico jamás se debe expresar con términos violentos, ni denigra al adversario ocasional, para sacar rédito propio. “El que siembra tormentas recoge tempestadesâ€.
9º) El buen polÃtico debe trabajar denodadamente en la función que se le ha encomendado. El ocio en la polÃtica aparte de ser un robo a los dineros públicos, es un pecado capital.
10º) El buen polÃtico debe saber que los cargos públicos no son para perpetuarse en el poder indefinidamente. Que como todos los seres humanos es pasajero en esta vida. Que las pitanzas oficiales pasan como la hierba. Ya lo dijo Marechal: “Yo conozco a viajeros que se cargan con maletas ociosas que por cuidar y mover sus pesados baúles ni observan el paisaje ni leen la escritura de este mundo sabrosoâ€.

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